En un entorno como el actual, caracterizado por su elevado dinamismo y tecnificación en torno a los flujos comunicativos digitales y la gestión de grandes colecciones de datos, se precisa buscar nuevas estrategias comunicativas que sean eficientes y respondan a las exigencias contemporáneas.
Las formas de producción y distribución del conocimiento científico, y la propia Ciencia, no son ajenas, ni pueden serlo, a los vertiginosos y profundos cambios que se están produciendo y, sin duda, el nuevo modelo de comunicación pública de la ciencia debe estar fundamentado en la representación visual del conocimiento y en el diseño de estrategias comunicativas transmedia.
Desde fechas recientes, se están incrementando los esfuerzos institucionales en la difusión pública de la ciencia, con el objetivo último de contribuir a que la ciudadanía participe en la implementación responsable del fruto de la actividad científica y resulte en mejoras significativas para el conjunto de la sociedad.
Sin embargo, uno de los discursos más prevalentes y extendido en todos los ámbitos sociales y que cuestiona de manera directa la propia práctica científica es el que conforman una miriada de creencias y técnicas que, precisamente por su escasa o nula validez, denominamos genéricamente pseudociencias.
Es necesario delimitar las fronteras de los discursos pseudocientíficos y minimizar su incidencia en el imaginario colectivo implementando estrategias comunicativas eficaces que permitan atajar esta pandemia contemporánea.